Cuentan que una mujer tuvo un hijo con un jaguar. Ese hijo era un niño-jaguar, y cuando lloraba, su grito era un rugido que traía los truenos y la lluvia. Esta figura humana de lustrosa obsidiana negra representa esta historia. Tiene un cráneo deformado artificialmente y una boca cuyas comisuras hacia abajo simulan las fauces de un felino. He aquí el Hombre Jaguar, un ser extraordinario que es el origen del linaje de los antiguos gobernantes Olmecas.