Los primeros aldeanos que habitaron la quebrada de Tarapacá crearon estas réplicas en miniatura de sus vestimentas, cestos y otros enseres cotidianos para acompañar los ajuares funerarios de sus difuntos. ¿Se condensaban en ellos anhelos y deseos para el viaje de sus familiares después de la muerte, o eran regalos para quienes ya se encontraban en ese otro mundo?