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Museo Chileno de Arte Precolombino: Cinco momentos que marcaron su historia

En sus cuatro décadas, son numerosas las exposiciones e historias que han dado vida al edificio ubicado en Bandera 361. En esta nota, queremos compartir contigo cinco momentos que marcaron un antes y un después en el museo y en el corazón de sus trabajadores.

  1. Tocar el corazón de las personas

“El arte toca el corazón de las personas”. Con estas palabras, el arquitecto Sergio Larraín, imaginó un museo vivo y abierto, un espacio que integra, escucha y hace hablar a su colección con exposiciones diversas. Ese deseo fue el origen de esta casa del patrimonio precolombino. Para conformarlo, donó una robusta colección de arte prehispánico de toda América que había reunido a lo largo de toda su vida. 

Su objetivo era crear un establecimiento donde la historia del territorio latinoamericano pudiera ser visitada por todos quienes tuvieran interés o quisieran aprender más sobre las civilizaciones que habitaron el continente. 

La tarea no fue sencilla y desde ese sueño muchas cosas han cambiado. Un ejemplo de esto es el espacio que ocupa el museo pues en los primeros cuatro años de funcionamiento solo contó con el patio norte, la mitad del espacio que es hoy. 

El edificio que aloja al Museo Chileno de Arte Precolombino pasó por diversos dueños y cruzó diferentes procesos históricos. 

Fue construido entre 1803 y 1807 para albergar la Real Aduana. Tras la independencia pasó a manos de la Biblioteca Nacional de Chile y a partir de 1845 fue la sede de los tribunales de justicia. Esto cambió debido a un gran incendio ocurrido en 1968, donde se consumió gran parte del edificio.  Finalmente en 1980 este fue reconstruido.

Fachada del Museo Chileno de Arte Precolombino – Crédito: Archivo Museo Chileno de Arte Precolombino

Así, el 10 de diciembre de 1981, el Museo Chileno de Arte Precolombino abrió sus puertas al público. En esa primera exposición se dividió el continente en áreas culturales y presentó las piezas de la colección según pertinencia geográfica y temporal. 

  1. Conservación textil

Junto a la inauguración del museo, nace un sector clave para el funcionamiento de éste y la preservación de los objetos: el Laboratorio de Conservación Textil. Este departamento fue implementado por las arqueólogas Carole Sinclaire y Julie Palma, siendo uno de los primeros de su tipo en Latinoamérica. 

Una vez instalado, faltaba la profesionalización de los trabajadores en la conservación de textiles y otros materiales. Ese año viajó a Chile la ex directora del Textile Museum of Washington, Clarissa Palmai quien cumpliría el rol de tutora del espacio por algunos meses. Dos años más tarde, volvería al país para realizar un curso ampliado a personas de otros museos que tenían colecciones textiles, por ejemplo, nuestros vecinos del Museo Histórico. 

  1. Terremoto del 85

Si vamos a hablar de fechas importantes, no se puede dejar de lado una que marcó a todo Chile, como fue el terremoto de 1985. Esa catástrofe natural también tuvo impacto en el edificio: rompió todos los ventanales del museo dejando las salas de exhibición a la intemperie y varias piezas de la exposición “Tesoros de San Pedro de Atacama” quebradas. La pieza más afectada fue el Xipé Totec, una escultura de cerámica de un metro diez de alto que debido al sismo de 8 grados se soltó de su soporte y se estrelló contra el piso, dejando la escultura en mil pedazos.

El terremoto del 85 dejó en evidencia la poca preparación que tenía en ese minuto el museo para este tipo de eventos naturales. Luis Solar, restaurador de la institución cuenta que “pese a vivir en un país sísmico, en ese minuto el Museo estaba orientado sobre todo a toda la parte estética, entonces no importaba tanto la seguridad”. 

Consecuencias del terremoto de 1985 en el Museo Precolombino – Crédito: Archivo Museo Chileno de Arte Precolombino

Para suerte de la colección y sus trabajadores, justamente el día del terremoto había llegado a Chile la arqueóloga Margot Wright del Institute of Archaeology en Londres. Ella fue un aporte desde el comienzo ayudando a desarrollar planes de contingencia para estas situaciones y estabilizar las piezas que quedaban en las vitrinas. Tras el hecho, el edificio estuvo cerrado alrededor de siete meses para reparar todo lo destruido. En ese minuto, la Municipalidad de Santiago hizo una gran colaboración que permitió sustentar el museo durante esos meses en pausa. 

Pero, ¿qué hacer con Xipé Totec? La primera opción era restaurarlo por el personal del precolombino que había sido recientemente instruido por Margot Wright. La segunda opción consistía en mandar a restaurar la pieza a Estados Unidos, donde los contactos con especialistas en el área ya estaban hechos, pero el precio del trabajo era muy elevado. Ambas opciones generaron dudas al interior del museo.

Proceso de reparación del Xipé Totec – Crédito: Archivo Museo Chileno de Arte Precolombino

Tras cuatro años, se tomó la decisión de que la escultura fuera restaurada internamente. Fue justamente Luis Solar quien estuvo a cargo del proyecto y formó un equipo de trabajo que incluyó a las conservadoras María Sagredo y María Victoria Carvajal, para cumplir la tarea. 

Una vez iniciado el proceso, llegaron las sorpresas: el Xipé Totec ya había sido restaurado con anterioridad y la mayor revelación fue que uno de sus brazos no era del material original, es decir, pertenecía a una reposición.

Así surgió la necesidad de tomar una segunda decisión importante: mantener la reposición o utilizar sólo las piezas originales. La discusión fue clave, pues esta era una de las piezas más emblemáticas del museo. “Antes del terremoto teníamos una pieza completa y después de ello no. Había que evaluar, entonces, si se colocaba o no el brazo falso. Afortunadamente el Museo decidió preservar únicamente lo original y no falsear la realidad”, recuerda Solar. 

Puedes leer más sobre esta historia: http://precolombino.cl/archivos_biblioteca/publicaciones-en-pdf/boletines-del-museo/boletin-vol4-1990/bol4-05.pdf

  1. Un nuevo patio para el museo

Del año 81, nos trasladamos a 1984 cuando Carlos Bombal, en ese momento alcalde de la comuna de Santiago, decide hacer una donación importante al finalizar su mandato: sumar el patio sur del edificio al museo. En aquellos años ese patio se ocupaba como estacionamiento. Esta donación significó, en simple, aumentar las salas de exhibición y expandir las exposiciones.

Tras el hecho, al interior del museo surgió la idea de excavar el lugar antes de que este fuera reconstruido, pues la estructura del edificio existía desde la época de la colonia.  

Si bien esta excavación se realizó con fines exploratorios si se logró un hallazgo. “Yo creo que nadie esperaba que encontráramos algo y de hecho, lo que encontramos fue bastante interesante. En una de las cuadrículas de las que se excavó, se llegó a lo que debiera ser un basural de don Juan de Cuevas”, relata Luis Cornejo, uno de los arqueólogos del museo. La relevancia del hecho tuvo que ver con que Cuevas fue el primer español al que perteneció el edificio cuando le fue cedido en 1555.

  1. “Chile antes de Chile” antes de “Chile antes de Chile”

El último hito, nos traslada al año 1997, cuando se inaugura por primera vez la exposición “Chile antes de Chile”. El gran objetivo de esta muestra era destacar los hitos de la prehistoria chilena. Para lograr dar un orden a esta exposición, los curadores se basaron en el libro “Chile o una loca geografía” de Benjamín Subercaseaux. Así se decidió dividir a Chile en seis países: Norte Grande, Norte Chico, la Zona Central, la Araucanía, la Zona Austral y Rapa Nui, siendo éste último un tema ampliamente discutido por su pertinencia en la exposición. Finalmente si fue incluído.  

Para conformar la colección de piezas que integrarían esta muestra, colaboraron 12 museos del país.

Primera muestra “Chile antes de Chile” – Crédito: Archivo Museo Chileno de Arte Precolombino

Con la idea central desarrollada, curadores y museógrafos planificaron la división del museo en países y decidieron poner las mejores obras de cada cultura en vitrina. A diferencia de otras exposiciones, se pretendía que la privilegiada conservación de los objetos y su procedencia, fuera lo que resaltara ante el público. 

“Elegimos los mejores objetos que había en las colecciones y con eso montamos un muestrario de piezas fantásticas para cada área. Creo que eso fue un muy buen logro, tenerlas todas juntas, en el mismo lugar, en el mismo momento, más allá de lo que dijéramos sobre ellas”, destaca Francisco Gallardo, uno de los arqueólogos y curadores del museo.

Como nombre, “Chile antes de Chile” no se acabó ahí, pero esa es una historia que te seguiremos contando más adelante. 

Si quieres profundizar más en la historia del Museo, te invitamos a revisar el libro Compartiendo Memoria > http://precolombino.cl/biblioteca/compartiendo-memoria/. 

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