Esta intrigante botella de arcilla, creada por la cultura Vicús, representa a un felino, quizás un jaguar o un ocelote, reconocible por las manchas en su piel. En su hocico, lleva colgado un ratón.

La cultura Vicús floreció en la región norte del actual Perú, aproximadamente entre 400 AC y 500 DC. Fue una cultura destacada por su cerámica altamente estilizada, su metalurgia, y su fascinación por modelar figuras de animales, como se refleja en esta botella.

Los felinos eran considerados grandes depredadores en la cultura Vicús, por lo que eran tanto temidos como respetados. La botella nos muestra a un felino cazando, una imagen única comparada con otras esculturas Vicús que suelen presentarlos sentados o en actitud pasiva.

La botella es de color café rojizo pálido, cubierta con un revestimiento cremoso y luego pintada. Pero su apariencia no es lo único notable. Dentro de la cabeza del felino, hay una pequeña cámara de aire y un silbato. Cuando la botella se llena de líquido y se mece, el aire se mueve, activando el silbato, produciendo un dulce y fuerte silbido.

Este efecto debió haber sido mágico para la gente Vicús. La botella parece “cantar” junto con los líquidos que contiene y las figuras que representa. Podemos imaginar cuán impactante y poderoso debió ser este objeto en su contexto cultural.

La botella no es solo un artículo hermoso y decorativo; es un testimonio de la creatividad y las creencias de la sociedad Vicús, ofreciendo una ventana a una época donde el arte, las creencias y la naturaleza estaban profundamente entrelazados, y donde una botella podía ser mucho más que un simple contenedor.