La música indígena de América del Sur se caracteriza por llevar un ritmo simple que no tiene variaciones, complicaciones de redobles, duplicaciones o figuras cambiantes. Por lo general, la música se vincula a los bailes que se basa en movimientos reiterativos donde los danzantes son los mismos ejecutantes de los sonidos que acompañan sus desplazamientos. Tal como se aprecia en la representación realizada sobre este timbal (que se diferencia de un tambor por tener su base cerrada), donde se presentan a un conjunto de personajes tocando al unísono bastones de ritmo y al parecer, también danzando. Este tipo de música es característica de fiestas rituales muy prolongadas donde los sonidos monótonos y la danza llevan a sus ejecutantes a un estado de trance que les permite permanecer largo tiempo y sin cansarse en estas acciones.

El arte cerámico Nasca de la costa sur del Perú  se destaca por representar escenas de la vida cotidiana y también de las cosas o artefactos, y algunas de ellas nos hablan de estos timbales. Por ejemplo, existen botellas de cerámica cuyo cuerpo es un timbal de este tipo en la que podemos ver cómo lleva atado el cuero que cubre su boca. En otras piezas se muestra cómo se ejecutan estos timbales, vemos que con una mano sostiene el instrumento en el aire, mientras que con la otra sujeta la varilla con la cual golpea el timbal para emitir sonido.

Las representaciones de esta clase de timbales o ideófonos percutidos son muy variadas en los Andes y tienen una importante relevancia porque nos dan pistas para entender cómo habría sido el uso de estos instrumentos musicales en la vida ritual de los pueblos del antiguo Perú.