Siendo el consumo de alimentos fundamental para la vida, su preparación es considerada en muchos lugares una actividad sagrada. En esta perspectiva, la molienda de alimentos, como un acto de transformación de materia puede ser vinculada a ciertas prácticas rituales. En algunas culturas precolombinas se invirtió mucho tiempo y esfuerzo para confeccionar artefactos de molienda y otros implementos relacionados, que además reflejaran ese otro ámbito al que hace referencia: el simbolismo del poder de la transformación. En América indígena, el felino es un animal importante en este sentido, como mediador entre el mundo humano y el inframundo suele ser el protagonista de muchos mitos y creencias relacionadas a prácticas chamánicas.

Este metate está elaborado de un solo trozo de piedra volcánica porosa y representa de forma muy naturalista a un felino de piel manchada, cuyo lomo es la plataforma donde se muele el alimento. La piel del felino está decorada con delicados diseños geométricos muy regulares que imitan el diseño de un tipo de pelaje inexistente en la naturaleza. Así pareciera ser que este este felino está en el límite entre lo natural y lo extraordinario, posiblemente un ser en transformación, al igual que el grano o el tubérculo que se muele en su superficie para convertirse en harina.

Hay algunos autores que plantean que estos metates habrían sido utilizados para sentarse en el los gobernantes o chamanes de la comunidad, simbolizando con esta acción su poder sobre las transformaciones que generan la vida y la muerte, exhibiéndose como los únicos mediadores entre los humanos y el mundo los espíritus de la naturaleza.