Una injusta detención por sospecha motivó al artista Bernardo Oyarzún a autorretratarse como “delincuente”, reivindicando su apariencia indígena frente al racismo de la sociedad chilena. Su sobrino Daniel Díaz, aprendiz y heredero de la misma piel, nos guía por una reflexión íntima a la carrera de su tío, narrando en lengua mapuche el reencuentro con sus antepasados.