te invitamos a profundizar en nuestro contenido en el sitio de escritorio precolombino.cl

Santiago antes de Santiago: una hibridación de estilos, lenguas y culturas

Para rememorar la fundación de Santiago, fecha que recuerda el momento en que Pedro de Valdivia escoge asentarse en el valle del río Mapocho te queremos presentar la historia de una vasija o maka muy especial que actualmente está en la exhibición de la exposición “Quiebres y Reparaciones”.

Encontrada en el valle del Mapocho, esta vasija cerámica de estilo Inka-Aconcagua-Diaguita, fue usado en el período Inka (1400-1536) para contener probablemente chicha de maíz. Este tipo de vasijas se trasladaban amarrados a la espalda con cuerdas cruzadas sostenidas por sus asas, tal como debieron hacer los viajeros inkas en sus largos trayectos de caminata, trasladando su influencia, tecnología, el estilo, la forma y la iconografía de diversas culturas.

Figura que muestra a un viajero inka cargando una vasija-arìbalo en la espalda. Museo Etnológico de Berlín (V A 19107). Recuperado de https://id.smb.museum/object/16794/aribalotr%C3%A4ger

Hibridación de estilos en el valle central

Al detenernos en los detalles y manufactura de la pieza,  es posible identificar una forma que remite a un clásico cántaro inka denominado maka, en quechua. Sin embargo, sus patrones decorativos son propios del arte Diaguita.  Ejemplo de ello son las franjas del cuerpo y los motivos en el rostro humano, el diseño en el cuello del unku o túnica que viste el personaje retratado que son similares a aquellos de los clásicos jarros-pato Diaguita, los efluvios o saliva que caen de la comisura de los labios (que se ha interpretado como resultado del consumo de alucinógenos), y la forma de los ojos y de las manos.

Por otra parte, los materiales cerámicos con que se elaboró esta vasija nos hablan de otro pueblo, los Aconcagua, que habitaban el actual Santiago previo a la llegada y conquista de los inka de Chile central, quienes arribaron a esta región junto a sus aliados diaguita. La pasta y el color rojo del engobe que la cubre son materias primas que se encuentran en este territorio, semejantes a las que utilizaban las personas de la cultura Aconcagua en propia cerámica. Es muy posible que este gran cántaro fuera entonces fabricado en el valle del Mapocho, por artesanos Aconcagua y decorada a la usanza Inka y Diaguita, reflejo de las relaciones que mantuvieron con estos recién llegados.

“Esta es una linda pieza porque demuestra una hibridez de múltiples sociedades y culturas que se encuentran en un espacio local que hoy llamamos Santiago. Esta vasija Inka-Diaguita-Aconcagua nos recuerda que vivimos un lugar que desde siempre ha sido cosmopolita y diverso, donde probablemente se hablaban distintas lenguas, con constantes movimientos de personas e intercambios”, explica Felipe Armstrong, jefe de Curaduría del Museo Chileno de Arte Precolombino.  

Una excavación en el Museo que relevó la vida de la Colonia y la ocupación inkaica

La capas de historia sobre cómo se habitó Santiago antes de la Colonia ha reaparecido en diversas ocasiones en la trayectoria del edificio del Museo Chileno de Arte Precolombino. Un momento emblemático fue durante la creación de la Sala Chile antes de Chile en el subsuelo del edificio, hace una década atrás, en donde las excavaciones ejecutadas en los patios dieron con hallazgos de material arqueológico.

Restos de cerámica inkaica, algunas con influencia diaguita y también española, metales, vidrios y huesos de animales domésticos encontrados han permitido reconstruir el pasado del casco histórico de Santiago, que hoy rememoramos en la efeméride de su fundación republicana. Estos vestigios, encontrados por el arqueólogo Luis Cornejo, son clara evidencia de que inkas y españoles ocuparon –en tiempos diferentes– el terreno que hoy alberga el edificio del Museo. El investigador agrega que los vestigios hacen suponer que en este lugar funcionó un centro ceremonial inkaico, que luego fue ocupado por los conquistadores.

Refuerza esta hipótesis el acta del Cabildo Abierto del 10 de junio de 1541, donde se expresa textualmente que se juntaba “todo el pueblo en un tambo grande, que está junto a la plaza de esta ciudad”. Otros testimonios de la época potencian la teoría de una importante ocupación inkaica en este sector. Los cronistas cuentan que el cacique Loncomilla le aconsejó a Pedro de Valdivia fundar Santiago en el lugar donde habían existido asentamientos de la cultura inka.

¿Es posible que los primeros conquistadores se hubiesen instalado en un tambo del imperio Inka y que este ocupara el mismo lugar que el actual Museo Precolombino? Los arqueólogos requerirán de más investigaciones para poder determinarlo. Por el momento, todos los vestigios encontrados en el rescate arqueológico han sido meticulosamente clasificados y servirán para documentar con rigor científico el modo de vida de indígenas y españoles de la época.

Compartir:

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email