Pendiente: “Dios Hacha”

Este colgante de jadeíta, una piedra semipreciosa, representa a una figura humana, con atributos de ave. Lleva sobre la cabeza una especie de corona que expresaría el otro “Yo”, un alter ego o espíritu protector. El rostro, algo escondido, muestra unos ojos hundidos, pintados con cinabrio u óxido de fierro y una boca rectangular señalada con puntos. Debajo del mentón se ha grabado lo que parece ser un pico de ave. En la parte superior de la cabeza, un calado en forma de “V” dibuja el cráneo bipartido.

El “Dios-Hacha” costarricense parece haber sido una inspiración de las hachas votivas de la contemporánea cultura Olmeca, en la costa del Golfo de México. En ambas regiones los objetos de esta época tienen en su parte superior una cara con facciones humanas y las manos puestas sobre el abdomen. Muchos de estos llamados “Dios Hacha”, muestran un tocado constituido por dos figuras de animales, por lo general felinos o reptiles, yuxtapuestos, formando una hendidura en el centro. Este rasgo parece relacionarse con la abertura que generalmente exhiben las esculturas humanas olmecas en la cabeza y en su tocado.

Con mucha frecuencia los cronistas mencionan a estos objetos de jadeíta como algo de máximo valor en la vida de los indígenas mesoamericanos, quienes se referían a ellos con el nombre local de “chalchihuitles”. Cabe destacar las palabras del gobernador mexica Moctezuma al conquistador español Hernán Cortés, refiriéndose a los regalos que le daba para que éste los enviara al rey Carlos V. “Te daré algunas piedras muy valiosas, que enviarás a él, en mi nombre, son chalchihuitls y no son para dar nada más que a él vuestro gran príncipe.”