En este pequeño silbato habita una entidad terrible que quita la vida, de nariz dilatada, mirada perdida y grandes colmillos.
Los artesanos lapidarios de la cultura Wari fueron maestros en la confección de miniaturas de figuras humanas, las que han sido encontradas en grandes conjuntos como ofrendas funerarias. Algunos autores plantean que pueden ser representaciones de autoridades o personajes importantes, especialmente por el detallado vestuario que portan y los atributos que las acompañan. Estos eximios lapidarios también trabajaban la técnica del mosaico, usando materiales tan diversos como hueso, madera, turquesa y crisocola, además de conchas de madreperla y de Spondylus.
Esta pequeña figura cubierta de mosaicos que a su vez es un silbato, fue elaborada sobre una concha marina de Olivia peruviana, muy común en la costa andina. El personaje tiene una boca con enormes colmillos entrecruzados de felino, la nariz dilatada y una intensa mirada azul. Su vestimenta lleva incrustaciones de amatista, madreperla, malaquita y oro. También tiene un tocado hecho con fragmentos de conchas de Spondylus (mullu) y Mytilus (choro). El cinturón está hecho de cuentas de crisocola, al igual que los ojos y parece portar un cuchillo en una de sus manos, como el conocido personaje “Sacrificador” andino.
Tanto los colores como las materias primas con que están fabricadas las distintas partes de esta figurilla (azul de la crisocola, rojo del mullu, brillo del oro e iridiscencia de la concha de perla, por nombrar algunos), tienen gran significado en la cosmovisión andina, además de ser símbolos de prestigio y poder entre estas sociedades. La concha de caracol que soporta al personaje es un elemento importante en las ofrendas, porque se cree que aseguran el acceso y el flujo de las aguas que fertilizan la tierra.
Todo en esta miniatura de ser fantástico nos remite a un personaje mitológico en transformación, mitad felino mitad humano, guerrero y sacrificador, quien controla la muerte y la vida. Sobre su cabeza hay un silbato que emite un fuerte sonido y sorprende que algo tan pequeño pueda sonar tanto. Así como también sorprende la fiereza de su rostro entre tanta delicadeza en su elaboración.
Horario
Martes a domingo
10 a 18 horas
Martes a domingo, 10 a 18 horas
Ubicación
Bandera 361
Santiago, Chile
Bandera 361, Santiago, Chile
Apoyo Institucional