Los pueblos costeros obtenían de los pastores altiplánicos la lana para sus turbantes y tejidos. Los que tenían acceso a esta riqueza ostentaban en sus tumbas estos voluminosos tocados.
En los Andes prehispánicos y tal como lo es hoy, la vestimenta y los tocados fueron y son un vehículo privilegiado para comunicar distintos aspectos de la vida social. Más allá de su fin práctico u ornamental, se piensa que en el pasado distinguían a las personas como signos de identidad, origen étnico, estatus social o poder político.
Las antiguas poblaciones de la costa y valles del norte chileno no estuvieron exentos de ello. Los turbantes de fibra de camélido de los pescadores y horticultores demuestran los contactos con sus vecinos pastores del altiplano boliviano, de quienes obtenían la materia prima por intercambio junto a otros variados recursos de subsistencia. Seguramente, fue signo de prestigio para los que tenían acceso a esta riqueza textil, la que ostentaban en sus cabezas bajo la forma de estos voluminosos tocados.
Los turbantes consisten en hilados y madejas de hasta cuatro metros de largo, de fibra de camélido y ocasionalmente de algodón, que envuelven completamente la cabeza. Para dar estructura al tocado, se usaban materiales tales como cintas y paños tejidos a telar y cabello humano hilado. Algunos tipos de turbantes son más frecuentes en ciertas regiones, sugiriendo la existencia de individuos que, compartiendo una misma tradición, pertenecían a grupos culturales diferentes. Muchos turbantes llevan prendidos entre sus madejas accesorios ornamentales, como puntas de flechas, anzuelos y cabezales de arpón, insinuando las actividades desarrolladas por sus dueños. Garras de aves rapaces, tubos para inhalar psicotrópicos, hilados torcidos al revés, que en los Andes son concebidos como resguardo contra los malos espíritus, sartas de semillas de lugares lejanos, plumas de aves tropicales y prendedores en formas de serpientes, sugieren que algunos de estos accesorios cumplieron, también, funciones mágicas o rituales.
La mayoría de los turbantes se han encontrado puestos sobre la cabeza de los difuntos. Se piensa que fueron confeccionados especialmente para el momento del entierro, sin embargo, no se descarta que también hayan sido parte de la vida cotidiana de estos pueblos del desierto chileno.
MChAP: Video “Tecnología del turbante”.
IRMChAP: Piezas en exposición permanente Chile antes de Chile, “Con la identidad en la cabeza”.
IRMChAP: “Gorros del desierto de Atacama”. J. Berenguer 2016. Catálogo de exposición temporal, PDF.
IRMChAP: “Identidad y prestigio en los Andes: Análisis técnico de turbantes”. Museo Chileno de Arte Precolombino, 1993. PDF.
IRHorario
Martes a domingo
10 a 18 horas
Martes a domingo, 10 a 18 horas
Ubicación
Bandera 361
Santiago, Chile
Bandera 361, Santiago, Chile
Apoyo Institucional