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Toda exposición es un relato escrito cuidadosamente, ensamblando objetos y textos, donde la selección de las piezas es tan relevante como su distribución espacial y orden secuencial. 40 años, 40 siglos: Cosas que Cuentan conmemora las cuatro décadas de existencia del Museo Chileno de Arte Precolombino y ofrece al público una nueva experiencia museográfica que, si bien define un conjunto de obras para su exhibición, las dispone de manera aleatoria en las salas, con el propósito de dar cabida a tantos relatos como miradas y perspectivas posibles existan sobre estos objetos.
El Museo Chileno de Arte Precolombino propone tres rutas temáticas que alinean y unen de distinta manera a estas piezas para poner en valor la herencia cultural y pervivencia de ciertas nociones propias de las culturas americanas, tanto precolombinas como contemporáneas: Tecnologías del deseo, Juego de identidades y Seres extraordinarios.
Desde la fundación de nuestro Museo en 1981, hemos recibido numerosas donaciones de piezas de arte precolombino e indígena americano, realizadas por personas e instituciones. La acogida de cada una de estas piezas va acompañada de acciones de catalogación, investigación y conservación, las que constituyen la base sobre la cual se implementan estrategias de puesta en valor y difusión en las comunidades. Este proceso origina relatos que intentan dialogar con las preguntas que las obras de nuestras colecciones plantean, iluminan su historia y orientan las diversas exposiciones y actividades del Museo. A lo largo de cuatro décadas, hemos sostenido un esfuerzo continuo por construir un espacio abierto que inspire y conecte a las personas con sus raíces americanas.
Para celebrar esta trayectoria, hemos sacado a la luz una selección de piezas desde nuestros depósitos, muchas de ellas para exhibirse por primera vez. Les invitamos a recorrer esta exposición, a encantarse con los objetos y con el talento de quienes los crearon, a descubrir fascinantes contenidos y a encontrarse con este rico patrimonio del que el Museo Chileno de Arte Precolombino es custodio, para el conocimiento y el goce de las generaciones de hoy y mañana.
Botella: Colibríes y flores.
Cerámica, Cultura Nasca, 100 – 700 DC; Costa sur de Perú, Área Andes Centrales.
Colección Sergio Larrain García-Moreno, Donación Fundación Larrain Echenique, MChAP 0288 (200 x 175 mm).
Las creaciones de las diversas culturas del mundo han tenido y tienen un poderoso efecto en las personas: formas, colores, texturas y sonidos estimulan nuestros sentidos, nos maravillan y conmueven. La capacidad que tienen las cosas de emocionarnos construye lazos profundos entre nosotros y ellas; por eso, objetos que no siempre entendemos del todo, creados por culturas diferentes a la nuestra, nos cautivan y abren puertas a nuevos imaginarios. En el arte occidental de los siglos XIX y XX, los vínculos con otras culturas expandieron la comprensión de las creaciones humanas. Esas fueron, por ejemplo, las experiencias de Paul Gauguin con el arte de Polinesia, Pablo Picasso con el de África, o Diego Rivera con el de México precolombino.
Esa también fue la experiencia de Sergio Larrain García-Moreno, fundador de este museo, cuando se enfrentó por primera vez a una vasija con diseños de colibríes y flores de la cultura Nasca del antiguo Perú. Su apariencia lo cautivó, conduciéndolo por la fascinante ruta de coleccionar, conocer y difundir las creaciones de nuestros antepasados americanos.
El ánimo de reunir y atesorar aquello que nos encanta atraviesa épocas y sociedades; por ejemplo, en la tradición europea del siglo XVI, el culto por la colección de cosas ‘especiales’ cristalizó en los llamados ‘gabinetes de curiosidades’. Estos eran verdaderas cámaras de maravillas, donde se encontraban tanto piezas de creación humana como otras de origen natural. Organizados de acuerdo con criterios diversos, los gabinetes eran la expresión de las afinidades estéticas y del interés personal de sus coleccionistas, y no pocas veces se atribuyeron poderes mágicos a los objetos que formaban parte de ellos.
La era moderna occidental, marcada por el pensamiento científico y una visión eurocéntrica, introdujo otros acentos en el acto de coleccionar. Guiados por un espíritu racional, los museos creados durante el siglo XIX hicieron esfuerzos por establecer criterios estrictos que permitieran seleccionar y categorizar sus colecciones, para luego exhibirlas al gran público.
Cada época demanda diferentes formas de relación con los objetos: hoy, ya no basta con reunirlos, categorizarlos y exhibirlos. La posmodernidad reclama otros vínculos con las colecciones de los museos, y pone en juego la generación de ensamblajes que acepten múltiples lecturas y articulen diálogos. Esta condición contemporánea valida distintas perspectivas simultáneas para nutrir los relatos y preguntas que, a partir de las piezas, puedan surgir.
Esta exposición propone mirar las cosas desde el pensamiento indígena americano, con una perspectiva que ofrece diversas ontologías o formas de comprender el ser y estar en el mundo; algunas de ellas conectan personas, cosas y naturaleza en una red de interdependencia, dotando a todo de humanidad. En este contexto, objetos como una olla de greda o un bolso tejido pueden crearse y criarse, cuidarse y envejecer, incluso pueden morir; y con ello, nos afectan. Llamamos ‘agencia’ a esta capacidad que tienen las cosas de actuar y generar cambios en las personas: las cosas nos cuentan cosas e inciden activamente en nuestra vida. Esta visión del mundo está presente en las creaciones de las culturas precolombinas y en la de sus herederos.
Los antiguos ‘gabinetes de curiosidades’ son el modelo que esta exposición propone evocar. Siguiendo su espíritu, hemos intentado promover experiencias de encantamiento, sorpresa y fascinación en los encuentros entre ustedes y las piezas que se han dispuesto libres de jerarquías y sin un orden cronológico o cultural preestablecido. Se ha cuidado que cada objeto pueda apreciarse individualmente y que, como conjunto, constituyan una unidad polifónica y diversa, receptiva a más de una mirada y abierta a variadas interpretaciones.
Dentro de un universo de piezas de toda América y como una forma de abrazar la diversidad de obras, culturas y territorios aquí presentados, se proponen tres recorridos guiados por temas transversales al pensamiento indígena. Estas redes de sentido o rutas –que hemos llamado Tecnologías del deseo, Seres extraordinarios y Juego de las identidades – intentan acercarnos a las distintas formas de mirar y estar en el territorio americano, al tiempo que revelan cómo ellas viven en nuestro presente.
La exhibición acoge también una atmósfera sonora producida con instrumentos musicales precolombinos. En ella, sonidos del pasado entran en diálogo con la música indígena actual, que continúa usando timbres, sonoridades e instrumentos nacidos hace siglos en América.
Dentro de la exposición hay grupos de instrumentos musicales precolombinos y etnográficos, es decir, de pueblos indígenas americanos. Quisimos dar a conocer el sonido de estos instrumentos, pero no en forma pedagógica si no sensitiva, emocional, creando una banda sonora que aportara al misterio que poseen las piezas. Hicimos una mezcla sonora que incluyeron los sonidos de estos instrumentos musicales con otros similares a ellos, con sonidos de ambientes naturales y, en los casos en que es posible, con sonidos de instrumentos actuales que son descendientes o están emparentados a los instrumentos precolombinos.
La banda sonora fue pensada en forma de llamadas con sonidos desde distintos lugares de la exposición, incluyendo el silencio como parte integral de la propuesta. Así, seis parlantes situados junto a los grupos de instrumentos musicales van alternando sus sonidos en el espacio. A través de cada parlante, llamados aquí estaciones, se escucha el sonido de distintos grupos de instrumentos. Son intervenciones sónicas cortas, llamados de atención más que largos desarrollos.
No se realizaron grabaciones especiales para crear esta banda sonora, sino que se usaron las grabaciones que durante años hemos realizado investigando los instrumentos musicales de las colecciones del museo. (Estos archivos pueden ser escuchados en el sitio Soundcloud del museo).
Museo Chileno de Arte Precolombino
Smiljan Radić y Gonzalo Puga proyecto de museografía y producción
Colomba Cruz Elton y Alejandra Amenábar Álamos diseño gráfico
Manuel Córdova, José Calderón ilustración
Antonia Peón-Veiga iluminación
Francisco López control digital
Rodrigo Pérez, Nicolás Schmidt, Leonardo Quinteros y Álvaro Reyes producción museográfica
Alejandro Lüer, Andrés Moris, Eric Meinardus y Mario Ortiz producción de equipamiento
Gerson Reyes producción gráfica
Claudio Mercado proyecto y producción guion sonoro
Diego Artigas y Francisca Gili curaduría, guion curatorial y contenidos exposición
Patricio Mardones edición textos en exposición
Daniela Cross, Andrés Rosales, Isabel Cerón, Josefa Orrego, Carolina Quiroz, Paulina Vilches y María Paz Zavala conservación y montaje de colecciones museológicas
Joan Donaghey
Enhorabuena Estudio / Renata Tesser, Isidora Jiménez y Alfredo Duarte
Horario
Martes a domingo
10 a 18 horas
Martes a domingo, 10 a 18 horas
Ubicación
Bandera 361
Santiago, Chile
Bandera 361, Santiago, Chile
Apoyo Institucional